Siguiendo la tendencia neo eighties que tiene ya un tiempo permeando en la escena del rock pop anglo, este tema “Todas las cosas buenas (dentro de mi cabeza)” comienza con un solitario sintetizador de campanas de cristal que pronto se une a una batería altamente procesada (probablemente programada) que inmediatamente nos sitúa en un mood muy específico gracias también a la voz claramente influenciada por los vocalistas de happy punk de segunda mitad de los dosmiles. Hay poca guitarra y muchos sintetizadores en el aspecto instrumental de esta composición, que sigue una estructura primordialmente pop, con versos en un rango más bien medio para posteriormente explotar en el estribillo agudo y suplicante.
Cerca de la mitad el tema hay una pausa en el ritmo que permite apreciar en todo su esplendor la precisa factura de los teclados y un matiz vocal bastante más íntimo que rompe con la alta energía que se percibe en la mayor parte de la canción. Por momentos llega a recordar algunos trabajos de Tokio Hotel o Yellowcard menos las guitarras distorsionadas tan típicas del género.
Teen angst millenial estadounidense filtrada por la tecnología de la nueva era.
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