Pop rock americano clásico del top 40, ecos del country moderno (lo cual incluye una base rítmica a todas luces proveniente del hip hop). Atmósfera melancólica a pesar del imperativo título “Cállate y bésame” que pudiera sugerir una urgencia que de ningún modo se refleja en las sonoridades generales más bien relajadas y amables. El tema abre con una solitaria nota de teclado sobre la cual se nos presenta la omnipresente guitarra acústica a veces rasgueada y en otras con ese palm muting tan socorrido en las baladas. Al llegar el coro se perciben leves sintetizadores en un pequeño bucle muy atrás en la mezcla, mientras la secuencia de percusión se desenvuelve con total protagonismo. Muy en la vena del country pop de Tay Tay o Carly Rae Jepsen.
La producción resulta, sorprendentemente, bastante indie; sin abusar de ese sonido “Big L.A. productions” que podría esperarse en el género. Sin embargo todos los elementos están ahí sobre todo en los adlibs durante el coro y esa base de rap que después de incluirla en millones de canciones, terminó por convertirse en un recurso ahora indispensable.
Pop de buena factura, para escuchar en tu día de descanso mientras lavas los trastes.
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