Interesante y rítmica oda a la tristeza o a los cambios de humor bruscos y extremos. A través de la metáfora de los colores, la autora logra evocar imágenes bien logradas, todas relacionadas con un cambiante estado de ánimo. Otro caso más de ese interesante contraste entre música alegre con lírica triste. El track abre con un arpegio de glockespiel mientras la voz con marcado acento inglés comienza con “he llegado a un punto tan bajo, no sé a dónde iré”.
Conforme avanza la grabación se unen a las voces y el sintetizador, guitarras acústicas sampleadas y en loop, mientras poco a poco aparece una base percusiva cercana al trip hop bristoliano y un bajo programado preciso y anclado. Haciendo su función prístina: base. A pesar del buen balance instrumental siguen primando las vocales que por momentos recuerdan a la también inglesa Dido o quizá M.I.A. si te apuras. Y qué bueno; la voz es entonada, intencionada y transmite su mensaje acertadamente. Buen tema, acorde con los tiempos modernos donde muchos sufrimos de ansiedad y depresión en mayor o menor medida. Disfrutable y profunda rola.
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