Originario
de los Estados Unidos, Jim Duff nos presenta una excelente pieza de corte
acústico lleno de añoranza y una fuerza descomunal bien oculta bajo un paisaje
armonioso y reconfortante que llega a recordar a los grandes del género como
Johnny Cash o Willie Nelson en su faceta más campirana.
Instrumentalmente
minimalista, la placa se apoya primordialmente en una guitarra acústica que
parece estar afinada en DADGAD o
cuando menos en Drop D, permitiendo
el sombrío y solemne arpegio que conduce la canción en su totalidad. Gradualmente
aparecen los demás escasos elementos para complementar y contribuir al entorno
sonoro. Sutiles arreglos a dos cuerdas, armónica lánguida y discreta, más una
pista de percusión austerísima que acompaña estoicamente con ocasionales pausas
y pequeños acentos.
La grabación
es totalmente orgánica, casi deliberadamente desprolija en su sencillez.
Confiriendo una sonoridad general de cercanía e intimidad absolutamente
adecuada para el tema.
Recomendable
para los fans del country y folk clásico estadounidense.
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