Balada rítmica ochentera casi prototípica es lo que nos presenta este proyecto solista originario de los Estados Unidos de América. El tipo de canción que sonaría la final de una rom com gringa dirigida por John Hughes. Sónicamente llega a recordar a The Outfield o incluso los REO Speedwagon: guitarras crujientes con efecto de chorus, batería con harta reverberación y un solo virtuoso, punzante y con mucho brillo. Más una exquisita guitarra slide atípica en este tipo de tracks que lejos de sentirse fuera de lugar, es un elemento agradablemente sorpresivo.
Vocalmente hay un correcto dominio de la melodía y la entonación. Mark Daniel posee un buen rango que se hace presente en el agudo estribillo, donde se desgarra ligeramente agregando un toque de amistosa agresividad. Otro elemento sorpresivo que se agradece es la acertada disonancia al final de dicho estribillo. No hay queja, funciona perfectamente. Tema recomendable para roqueros y poperos por igual. Fans del Journey clásico, atención.
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